¿Qué es la educación emocional?
La
educación emocional tiene como objetivo el desarrollo de competencias
emocionales y, por lo tanto, es un proceso que pretende potenciar su
desarrollo como elemento esencial del desarrollo humano con el objetivo
de capacitar para la vida y con la finalidad de aumentar el bienestar
personal y social. Estas competencias son las más difíciles de adquirir y
por ello requieren una insistencia a lo lardo de toda la vida y en
diferentes ámbitos.
Además
es una forma de prevención primaria ya que gracias a la educación
emocional se adquieren unas competencias que se pueden aplicar a una
multiplicidad de situaciones, tales como la prevención del estrés,
ansiedad, depresión, consumo de drogas, violencia, etc.
Objetivos de la educación emocional
El
objetivo principal de la educación emocional es el desarrollo de
competencias para identificar, comprender y gestionar las emociones. Por
lo tanto los objetivos específicos son los siguientes:
-
Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones.
-
Identificar las emociones de los demás.
-
Denominar a las emociones correctamente.
-
Desarrollar la habilidad para regular las propias emociones.
-
Subir el umbral de tolerancia a la frustración.
-
Prevenir los efectos nocivos de las emociones negativas.
-
Desarrollar la habilidad para generar emociones positivas.
-
Desarrollar la habilidad de automotivarse.
-
Adoptar una actitud positiva ante la vida.¿Qué actividades fomentan el desarrollo emocional?Uno de los mejores momentos para desarrollar las competencias emociones es el tiempo libre y/o las vacaciones. A continuación se presentan algunas actividades que probablemente todos hemos practicado, pero no hemos sido conscientes de su potencial real para el desarrollo emocional:
Deporte: el deporte puede generar muchas
emociones. Pueden ser emociones de gran potencia y disfrute, pero por
otra parte no siempre se puede ganar, por lo tanto, es inevitable la
frustración. En este sentido, el deporte ofrece una buena oportunidad
para aprender a aumentar el nivel de tolerancia a la frustración, a
automotivarse y a adoptar una actitud positiva.
Cine:
el cine es otra experiencia emocional potente. Hay películas que nos
emocionan en lo más profundo. Tomar consciencia y analizar las
experiencias emocionales que suceden a lo largo de una película puede
ser una actividad perfecta de educación emocional. Se fomenta la empatía
y el reconocimiento de las emociones en los demás.
Cuentos:
mediante los cuentos se pueden aprender a identificar las emociones. Se
pueden utilizar diferentes cuentos, sean tradicionales o inventados por
nosotros, para preguntar a los niños sobre algunas de las situaciones
que se producen. Algunas preguntas clave podrían ser: ¿Qué relaciones
hay entre los personajes? ¿Cuál es su estado de ánimo? ¿Qué hace que se
sientan así? ¿Qué podría hacer para sentirse mejor? ¿Qué crees que
pasaría entonces?
Dibujo: el dibujo es una herramienta muy potente ya
que puede expresar muchas emociones. Por ejemplo, se puede utilizar
para aprender a identificar las expresiones faciales o para que el niño
exprese como se siente en la situación que dibuja. También hay dibujos,
como las mandalas, que ayudan a la distracción y a la relajación.
Mirarse al espejo: con el objetivo de incrementar la autoestima y desarrollar seguridad en sí mismos se puede aprovechar el momento de mirarse al espejo para decirse cada día una cosa positiva de sí mismo y para que el acompañante diga otra. No tiene porque ser necesariamente algo físico, pero se puede empezar por esos aspectos dado que son más fáciles de identificar.
Gestos: con tal de que los niños aprendan a interpretar y comprender
mensajes emitidos mediante gestos y valoren su importancia se puede
realizar la siguiente actividad. Se escogerá cualquier juego cooperativo
pero durante el cual estará prohibido utilizar palabras. Sólo podremos
comunicarnos mediante gestos. Al acabar el juego se pueden hacer
preguntas como ¿qué ha sido lo más fácil? ¿y lo más difícil?, si ha sido
más difícil entenderse por gestos o por palabras, etc.
En definitiva, cualquier momento del día a
día o actividad se puede transformar en un momento para fomentar el
conocimiento de las emociones, ampliar el vocabulario sobre el tema de
los niños, aumentar la autoestima y automotivarse.
Anastasia Ivanova
Psicóloga nº24158