“¿Por qué no puedo jugar fútbol con mis amigos en el equipo de la
escuela?, ¿Por qué tengo que jugar en un equipo donde todos los niños tienen
problemas como yo?, no quiero usar pantalón corto, no necesito Velladora,
quiero subir solo por las escaleras con mis amigos, ¿por qué me cuesta tanto
entender los problemas de matemática?”.
Preguntas que teníamos que
responder cada día en las cenas de casa durante dos meses.
Las semana pasada os conté lo que
significa ser padre de un maravilloso BEBE
PREMATURO. Os relaté un poco la historia de lo que han sido los primeros
siete años. Ahora estamos en los 10, lo que le llaman actualmente entrada de la
Pre-Adolescencia.
SER DIFERENTE…; fue la mayor preocupación de nuestro hijo cuando
comenzó tercer grado de primaria. El enfrentarse con la realidad de no poder
hacer las mismas actividades deportivas que sus amigos; a no entender algunos
problemas de matemáticas y a no hacer letra ligada como lo hacían los demás de
su clase.
Nuestras conversaciones en la
mesa durante muchas cenas eran el explicar por qué todos éramos diferentes y la
importancia de las diferencias.
“Hijo; todos los bebes, niños, adultos, ancianos, animales y plantas
son diferentes. Todos los seres vivos somos diferentes. Unos son altos, otros
rellenitos, unos tienen lentes, muchos ancianos no tienen dientes, algunos
deportistas tienen una sola pierna, otros dos, algunos tienen pecas, otros el
color de cabello rojo, hay algunas personas que no caminan y otras que no hablan,
también hay niños que se les da bien las matemáticas y a otros se le da mejor las
lenguas. Hay niños que les gusta jugar fútbol y hay otros que le gusta el
básquet, la mamá tiene el cabello negro y la tía lo tiene rubio, tú tienes una
memoria increíble y tu mejor amigo un despistado, pero increíble matemático
Todos somos diferentes y es que si no los fuésemos el mundo sería muy aburrido.
La belleza de las cosas está en las diferencias”. Esto era una parte de
nuestras conversaciones diarias, ensenarle a entender la diversidad.
También nos decía que tenía
muchos problemas porque caminaba diferente y que no corría tan rápido como sus
amigos de clase, a lo que respondíamos la gran mayoría de las veces con
comparativas de fútbol; su deporte preferido…
Tú crees que tienes un problema
porque caminas diferente, o porque no juegas con tu clase, pero la realidad es
que tenemos que acostumbrarnos a jugar en diferentes equipos y a entender que
NO siempre podemos estar, en donde creemos que queremos estar y te explico por
qué con algunos ejemplos.
Muchos jugadores de fútbol quisieran
jugar en el Barça o el Madrid, sin embargo no pueden, bien sea por la edad, por
su estilo de juego, su condición física o simplemente porque no pueden coger a
ninguno más en el equipo. Ahora te pregunto, si todos los jugadores de España
juegan en el Barça o en el Madrid, crees que existiría la liga, la copa del
rey, la champions. El fútbol sería aburrido, no tendríamos competiciones
durante el año
También me gustaría que pensaras
si todos los niños de tu clase juegan en la selección de tu colegio. Su
respuesta inmediata fue un NO. Por supuesto que no todos los niños de la clase
juegan en la selección porque, solo en tercero de primaria hay cinco líneas y
en cada una de ellas 28 niños. Cuantos jugadores necesita un equipo de fútbol. 7
o 11, más lo suplentes verdad? Pues de los 140 niños que hay en tercero solo
pueden jugar 22. Los otros 118 niños no pueden, o si juegan?. No mamá,
fue su respuesta. Pues tu estas entre los 118 que no pueden jugar en el equipo
del cole. Sin embargo tienes la oportunidad de jugar en otro equipo que se
llama Disport, campeón de la liga catalana de fútbol de parálisis cerebral y
sub campeones de España, imagínate lo bien que debes jugar que te ha fichado el
actual campeón de Cataluña. Imagínate lo bien que debes jugar, que te permiten
estar en el equipo. Asentando la cabeza
me responde: “Es verdad mamá, ¿tú crees
que juego bien?, Joaquín siempre me
dice que soy bueno?”. A lo que le respondo por supuesto que eres bueno y es
fantástico que puedas jugar con ellos.
Puedes jugar futbol, nadar, ir de colonias, aprender a cocinar, sabes montar a caballo, puedes aprenderte un párrafo de memoria en muy poco tiempo, puedes lanzarte en tirolinas, escalar. No veo que seas diferente porque algunas cosas deban estar adaptadas para ti y otros muchos niños como tú.
Esta eran nuestras conversaciones
diarias, sin embargo en algunas ocasiones te quedas sin respuestas a tantas
preguntas y sin aliento para resolver tanta incertidumbre.
Los dictados, los problemas de
multiplicación de dos cifras, el entender los números decimales y las copias de
párrafos en inglés, era la orden del día en casa. Inventas estrategias para
ayudarle a entender los problemas, pero es que nosotros aprendimos con métodos
distintos a los que enseñan en la actualidad.
Entendimos que no podíamos
ayudarle, solo le confundíamos más. En ese momento decidimos buscar ayuda de un
profesional. En este momento necesitábamos la ayuda de un psicólogo para que
trabajara con nuestro hijo la confianza y el autoconocimiento de sí mismo, y un
psicopedagogo que le diera estrategias que le permitiera entender las
matemáticas.
Ese mismo año, venia un bebe en
camino, un hermano, un compañero para jugar un miembro más. La familia crecería
un poco más.
Un día le comenté a la
fisioterapeuta que venía cada mañana a casa, que tenía en la cabeza abrir un
centro que tuviese todos los especialistas que nuestro hijo necesitaba y que al
mismo tiempo pudiésemos ayudar a otros niños. Su respuesta inmediata fue, que siempre
había soñado con abrir un centro integral de atención infantil. “Si
abren un centro cuenten con todo mi apoyo”, aseveró Lady Contreras, en ese
momento.
Bastaron cinco meses para hacer
toda la planificación del centro que queríamos abrir, que especialidades íbamos
a tener y que métodos se iban usar. Con la firme convicción de que el principal
objetivo sería el ayudar a otros niños y papas en situaciones similares a las
nuestra.
Unas ideas fijas estaban en mi
mente: El centro debe tener todas las
terapias que el niño necesita en un mismo lugar, los profesionales que trabajen
deben entender al niño como un todo y no como un paciente y tenemos que
facilitar la vida a los padres. Cuando pensaba en facilitar la vida a los
papas también pensaba mucho en nosotros, porque teníamos un nuevo miembro en la
familia y era muy importante la conciliación familiar.
Le comenté a la fisio, ahora gran
amiga de la familia, que la filosofía del centro sería entender al niño como un
todo y que el trabajo que los terapeutas realizaran sería bajo esa filosofía.
Solo faltaba un nombre. Queríamos que el nombre hiciese alusión a los pequeños
de la casa. Decidimos llamarle Pequitos.
El primer trimestre del tercer
curso de primaria de nuestro hijo mayor, arrancó lleno de incertidumbre, sin
embargo, esa incertidumbre se convirtió en energía positiva y en la vitamina
necesaria para sacar un proyecto adelante. Esa vitamina no solo provino de
nuestro hijo, sino también vino de sus maestros del cole, de su fisioterapeuta
y de su abuela Eldy que viajo a España para ayudarnos en la logística familiar,
de los avis Amelia, Javier, la super tieta Amelia y la bisabauela Enriqueta que
nos respaldaron económicamente. Sin la ayuda y el respaldo de toda la familia
lejos en distancia pero cerca en el corazón, Pequitos y nosotros cuatro no
hubiésemos contado con la energía necesaria para este nuevo gran proyecto.
Los maestros de 3ero y 4to de
primaria fueron grandes protagonistas en la vida de nuestro hijo, porque sacaban
a relucir todas sus virtudes y enseñaron a su clase a respetar, valorar y
quererse con sus virtudes y defectos. Sus maestros Raquel, Nin y Mireia, estaban
en casi todas las cenas familiares durante dos años, ahora en quinto aún lo
recuerda. Maestros maravillosos.
En cuarto grado hubo un hecho que
marco la vida de mi hijo y nos enseñó lo importante que pueden ser los maestros
cuando trabajan con amor y vocación. Nuestro hijo había hecho la biatlón con la
clase y acompañado en todo momento de su profesor. Fue una experiencia
maravillosa.
Ahora en 5to me dice que se
siente muy afortunado y feliz, porque está en el mejor equipo de fútbol de
Cataluña, Disport, tiene unos entrenadores increíbles, Joaquín y Albert, y unos
compañeros de equipo que le enseñan mucho. Me dice que se siente feliz en el
colegio y siempre tiene la suerte que le tocan los mejores profesores de la
Salle, “porque Maite es increíble mamá”.
Se siente feliz de enseñar a su hermano a jugar al fútbol, leerle cuentos y
jugar al pilla pilla. En sus palabras también están estas frases: “Tengo los mejores amigos del mundo, mi familia de Venezuela es la más grande del mundo. También tengo
familias adoptivas como los Gonzalez y los Martinez. Tengo una abuela adoptiva
en Ciruelos de Cervera, tengo unos primos en Suiza que siempre me cuidan, tengo una prima adoptiva que se llama Carla en Mataró y también tengo otra familia adoptiva de argentinos y
venezolanos. Cuanta familia tengo mamá”.
En estos 10 años de aventuras y
desventuras, alegrías y tristezas, esperanza y desesperanza nos han enseñado a
disfrutar de las pequeñas cosas y que el amor rompe barreras, mueve montañas y
llena pozos profundos de felicidad.
Culmino mi relato animando todos
los padres y familias que comienzan un camino lleno de aventuras y desventuras
a que disfruten cada momento, cada experiencia y cuando el desánimo se asome
por la puerta de casa, le despachemos buscando los mejores recuerdos y mirar todo
lo que hemos conseguido.
El camino no es plano, ni recto, está
lleno de cuestas y obstáculos. Sin embargo nuestros hijos nos dan la energía necesaria
para romper barreras y hacer caminos ajustados a sus necesidades, de allí el nacimiento de nuestro tercer Hijo: PEQUITOS. Que ha nacido para aplanar el camino ya no solo de nuestra familia, sino de 178 niños y familias que atendemos.
Al final de la semana os mostraré el relato a través de un mini documental que han realizado tres jóvenes voluntarios de la Asociación Pequitos, para un proyecto que tenían en mente sobre, la voluntad ante las adversidades. Relata un poco nuestra historia y con la que muchos os sentiréis identificado.
Feliz comienzo de semana.
Rebeca Linares