En aquest vídeo, l'Alina ens dóna la seva opinió respecte alguns aspectes fonamentals de l'adolescència: els amics, els pares, la visió d'un mateix... I ens dóna enriquidora visió al parlar del que li preocupa d'aquesta etapa en la que està a punt d'entrar amb la que segur que tots ens podem sentir identificats.
CEIAP es un centro de atención especializada infantil en donde se realizan terapias de neurorehabilitación y estimulación integral en la ciudad de Barcelona. Atendemos bebes prematuros, a niñas y niños que conviven con las consecuencias de una lesión cerebral, una enfermedad rara, sindromes, retrasos en el desarrollo, trastornos de lenguaje, psicológicos, emocionales y de conducta, o retrasos madurativos sin diagnóstico establecido.
miércoles, 30 de noviembre de 2016
En aquest vídeo, l'Alina ens dóna la seva opinió respecte alguns aspectes fonamentals de l'adolescència: els amics, els pares, la visió d'un mateix... I ens dóna enriquidora visió al parlar del que li preocupa d'aquesta etapa en la que està a punt d'entrar amb la que segur que tots ens podem sentir identificats.
¿Qué piensan los adolescentes? ¿A que retos se enfrentan?
ALGUNOS RETOS DE LOS ADOLESCENTES
Mónica, Joan y Albert son tres
jóvenes de 14 años que cursan 3º de la ESO en una escuela de Badalona. Son
buenos estudiantes y dedican su tiempo libre al deporte, estudiar inglés y
quedar con sus amigos. Aparentemente, son adolescentes felices con estilos de
vida saludables y bien dirigidos, seguramente fruto del esfuerzo de sus
respectivos padres por ofrecerles una buena educación desde pequeños.
Con todo, charlar con ellos acerca de la etapa vital que están viviendo sirve para darse cuenta que hasta los adolescentes más estables, aquellos que no encajan con el estereotipo que la sociedad tiene de los jóvenes de entre 12 y 18 años aproximadamente, saben muy bien a qué retos se enfrentan en esta fase de su vida y experimentan numerosas presiones por encajar y prosperar entre sus iguales. Estos son algunos de estos retos:
Con todo, charlar con ellos acerca de la etapa vital que están viviendo sirve para darse cuenta que hasta los adolescentes más estables, aquellos que no encajan con el estereotipo que la sociedad tiene de los jóvenes de entre 12 y 18 años aproximadamente, saben muy bien a qué retos se enfrentan en esta fase de su vida y experimentan numerosas presiones por encajar y prosperar entre sus iguales. Estos son algunos de estos retos:
Encaja con los demás
Ser diferente es un riesgo que no
nos podemos permitir, porque nos expone demasiado y podemos ser objeto de
burlas, de insultos… Hemos de vestir, hablar, pensar y actuar como la mayoría
de nuestros iguales, porque sólo así seremos aceptados como uno más de grupo y
sólo entonces podremos aspirar a la tan ansiada popularidad. Ser popular parece
la fórmula del éxito, la manera definitiva para conseguir todo lo demás.
Define tu identidad
¿Quiénes somos? ¿Qué nos gusta,
qué no nos gusta? Aunque deseamos parecernos a los demás, no podemos negar que
también queremos saber qué nos hace diferentes. La música, los hobbies, la
ropa, el estilo… son cosas que tenemos que explorar para definir quiénes somos.
Los hay que arriesgarán con estilos atrevidos y harán de ellos su sello de
identidad, mientras que otros decidirán ser más conservadores y mantener un
estilo estándar.
Deja de depender de tus padres
¡Ya no somos niños! Nuestros
padres nos quieren, sí, pero no parecen entender muy bien que ahora ya tenemos
edad para tomar nuestras propias decisiones, aunque les parezcan equivocadas.
Es difícil mantener el equilibrio entre ser como tenemos que ser para encajar y
ser como nuestros padres quieren que seamos… Y este reto nos supone a menudo
discusiones o ambientes tensos con nuestros seres queridos. Ojalá simplemente
entendiesen que necesitamos libertad y nos la concediesen.
No podemos dejar los estudios
olvidados, o repetiremos curso. Por si no fueran pocas las preocupaciones que
ya tenemos, el instituto nos pone una presión importante con exámenes y
trabajos constantes. Y si dedicas mucho tiempo a estudiar, no tendrás tiempo
para todo lo demás: amistades, fiestas, experiencias… ¿cuándo harás todo esto
si no lo haces ahora? Detrás de este reto están las expectativas de nuestros
padres, que quieren que tengamos largas y prósperas carreras profesionales…
¡cuando la mayoría de nosotros no tenemos ni idea de qué queremos hacer el mes
que viene, cómo vamos a saber qué querremos hacer después del instituto!
Piensa en novios/as
Comenzamos a notar la presión por
fijarnos en los demás en un sentido diferente al de la amistad. Y también
notamos la presión por ser atractivos para los demás, ser considerados
potenciales parejas. Y ser atractivo con un cuerpo que cambia día a día no es
precisamente fácil… los hay que dedican a este reto muchísimos esfuerzos y
otros, en cambio, se inhiben y prefieren dejarlo para más adelante. ¡Pero la
presión es la misma para todos!
Conoce el mundo de los adultos
De pronto, muchas experiencias
que hace un tiempo parecían prohibidas se presentan al alcance de nuestra mano:
las fiestas, las drogas, el sexo, el alcohol… La curiosidad por experimentar
estas cosas es difícil de contener, y aunque nos hayan advertido de las
consecuencias, la mayoría de nosotros deseamos probarlas en primera persona
para saber lo que se siente. Y no podemos negar que atreverse a experimentar es
otra manera de ganarse el respeto de nuestros semejantes y ser popular.
jueves, 24 de noviembre de 2016
Algun dels vostres fills no parla encara del tot bé? Coneixeu algun infant amb problemes de parla?
Algun dels vostres fills no parla encara del tot bé? Coneixeu algun infant amb problemes de parla? Què poden fer els pares o familiar per ajudar a l’infant amb problemes de parla?
Avui us presentem una
sèrie de pautes que poden anar bé per aquells casos en que els familiars
vulguin ajudar als nens a parlar una mica millor.
-
Mai s'ha de corregir de forma brusca o dir-los que parlen malament, això els
crearia inseguretat i la por a comunicar-se amb els altres. Eliminar
correccions del tipus "això no és així". En el seu lloc repetirem la
frase o paraula de forma correcta.
-
S'han de crear situacions en les que tinguin, des de petits, que relacionar-se
amb altres nens i parlin.
-
Fer-los llegir llibres des de petits.
-
Llegir-li per donar suport al seu desenvolupament de la parla i el llenguatge.
-
Fer-los participar en activitats culturals en què, en general, es fa un ús
correcte del llenguatge.
-
Si s'equivoca, donar-li el model correcte de pronunciació. Mostrar-models
lingüístics adequats a la seva edat.
-
Que el nen imiti a l'adult amb la paraula que no pronuncia bé.
-
Pronunciar-li les paraules en veu alta amb claredat.
-
No angoixar ni pressionar-lo perquè parli bé.
-
No respondre per ell, deixar que s'expressi lliurement.
-
Donar-li temps per respondre.
-
Adoptar una actitud positiva davant del nen, animant i felicitant-davant els
seus progressos.
-
Reforçar positivament els seus avenços "molt bé", bona feina ".
-
Qualsevol moment és idoni per estimular el llenguatge i crear situacions
comunicatives, aprofitem situacions quotidianes (supermercat, anar en metro,
una excursió al zoo, etc.), com es fa amb la resta dels nens.
martes, 22 de noviembre de 2016
MAMÁ, ¿POR QUÉ SOY DIFERENTE?
“¿Por qué no puedo jugar fútbol con mis amigos en el equipo de la
escuela?, ¿Por qué tengo que jugar en un equipo donde todos los niños tienen
problemas como yo?, no quiero usar pantalón corto, no necesito Velladora,
quiero subir solo por las escaleras con mis amigos, ¿por qué me cuesta tanto
entender los problemas de matemática?”.
Preguntas que teníamos que
responder cada día en las cenas de casa durante dos meses.
Las semana pasada os conté lo que
significa ser padre de un maravilloso BEBE
PREMATURO. Os relaté un poco la historia de lo que han sido los primeros
siete años. Ahora estamos en los 10, lo que le llaman actualmente entrada de la
Pre-Adolescencia.
Nuestras conversaciones en la
mesa durante muchas cenas eran el explicar por qué todos éramos diferentes y la
importancia de las diferencias.
“Hijo; todos los bebes, niños, adultos, ancianos, animales y plantas
son diferentes. Todos los seres vivos somos diferentes. Unos son altos, otros
rellenitos, unos tienen lentes, muchos ancianos no tienen dientes, algunos
deportistas tienen una sola pierna, otros dos, algunos tienen pecas, otros el
color de cabello rojo, hay algunas personas que no caminan y otras que no hablan,
también hay niños que se les da bien las matemáticas y a otros se le da mejor las
lenguas. Hay niños que les gusta jugar fútbol y hay otros que le gusta el
básquet, la mamá tiene el cabello negro y la tía lo tiene rubio, tú tienes una
memoria increíble y tu mejor amigo un despistado, pero increíble matemático
Todos somos diferentes y es que si no los fuésemos el mundo sería muy aburrido.
La belleza de las cosas está en las diferencias”. Esto era una parte de
nuestras conversaciones diarias, ensenarle a entender la diversidad.
También nos decía que tenía
muchos problemas porque caminaba diferente y que no corría tan rápido como sus
amigos de clase, a lo que respondíamos la gran mayoría de las veces con
comparativas de fútbol; su deporte preferido…
Tú crees que tienes un problema
porque caminas diferente, o porque no juegas con tu clase, pero la realidad es
que tenemos que acostumbrarnos a jugar en diferentes equipos y a entender que
NO siempre podemos estar, en donde creemos que queremos estar y te explico por
qué con algunos ejemplos.
Muchos jugadores de fútbol quisieran
jugar en el Barça o el Madrid, sin embargo no pueden, bien sea por la edad, por
su estilo de juego, su condición física o simplemente porque no pueden coger a
ninguno más en el equipo. Ahora te pregunto, si todos los jugadores de España
juegan en el Barça o en el Madrid, crees que existiría la liga, la copa del
rey, la champions. El fútbol sería aburrido, no tendríamos competiciones
durante el año
También me gustaría que pensaras
si todos los niños de tu clase juegan en la selección de tu colegio. Su
respuesta inmediata fue un NO. Por supuesto que no todos los niños de la clase
juegan en la selección porque, solo en tercero de primaria hay cinco líneas y
en cada una de ellas 28 niños. Cuantos jugadores necesita un equipo de fútbol. 7
o 11, más lo suplentes verdad? Pues de los 140 niños que hay en tercero solo
pueden jugar 22. Los otros 118 niños no pueden, o si juegan?. No mamá,
fue su respuesta. Pues tu estas entre los 118 que no pueden jugar en el equipo
del cole. Sin embargo tienes la oportunidad de jugar en otro equipo que se
llama Disport, campeón de la liga catalana de fútbol de parálisis cerebral y
sub campeones de España, imagínate lo bien que debes jugar que te ha fichado el
actual campeón de Cataluña. Imagínate lo bien que debes jugar, que te permiten
estar en el equipo. Asentando la cabeza
me responde: “Es verdad mamá, ¿tú crees
que juego bien?, Joaquín siempre me
dice que soy bueno?”. A lo que le respondo por supuesto que eres bueno y es
fantástico que puedas jugar con ellos.
Puedes jugar futbol, nadar, ir de colonias, aprender a cocinar, sabes montar a caballo, puedes aprenderte un párrafo de memoria en muy poco tiempo, puedes lanzarte en tirolinas, escalar. No veo que seas diferente porque algunas cosas deban estar adaptadas para ti y otros muchos niños como tú.
Los dictados, los problemas de multiplicación de dos cifras, el entender los números decimales y las copias de párrafos en inglés, era la orden del día en casa. Inventas estrategias para ayudarle a entender los problemas, pero es que nosotros aprendimos con métodos distintos a los que enseñan en la actualidad.
Entendimos que no podíamos
ayudarle, solo le confundíamos más. En ese momento decidimos buscar ayuda de un
profesional. En este momento necesitábamos la ayuda de un psicólogo para que
trabajara con nuestro hijo la confianza y el autoconocimiento de sí mismo, y un
psicopedagogo que le diera estrategias que le permitiera entender las
matemáticas.
Ese mismo año, venia un bebe en
camino, un hermano, un compañero para jugar un miembro más. La familia crecería
un poco más.
Un día le comenté a la
fisioterapeuta que venía cada mañana a casa, que tenía en la cabeza abrir un
centro que tuviese todos los especialistas que nuestro hijo necesitaba y que al
mismo tiempo pudiésemos ayudar a otros niños. Su respuesta inmediata fue, que siempre
había soñado con abrir un centro integral de atención infantil. “Si
abren un centro cuenten con todo mi apoyo”, aseveró Lady Contreras, en ese
momento.
Bastaron cinco meses para hacer
toda la planificación del centro que queríamos abrir, que especialidades íbamos
a tener y que métodos se iban usar. Con la firme convicción de que el principal
objetivo sería el ayudar a otros niños y papas en situaciones similares a las
nuestra.
Unas ideas fijas estaban en mi
mente: El centro debe tener todas las
terapias que el niño necesita en un mismo lugar, los profesionales que trabajen
deben entender al niño como un todo y no como un paciente y tenemos que
facilitar la vida a los padres. Cuando pensaba en facilitar la vida a los
papas también pensaba mucho en nosotros, porque teníamos un nuevo miembro en la
familia y era muy importante la conciliación familiar.
Le comenté a la fisio, ahora gran
amiga de la familia, que la filosofía del centro sería entender al niño como un
todo y que el trabajo que los terapeutas realizaran sería bajo esa filosofía.
Solo faltaba un nombre. Queríamos que el nombre hiciese alusión a los pequeños
de la casa. Decidimos llamarle Pequitos.
El primer trimestre del tercer
curso de primaria de nuestro hijo mayor, arrancó lleno de incertidumbre, sin
embargo, esa incertidumbre se convirtió en energía positiva y en la vitamina
necesaria para sacar un proyecto adelante. Esa vitamina no solo provino de
nuestro hijo, sino también vino de sus maestros del cole, de su fisioterapeuta
y de su abuela Eldy que viajo a España para ayudarnos en la logística familiar,
de los avis Amelia, Javier, la super tieta Amelia y la bisabauela Enriqueta que
nos respaldaron económicamente. Sin la ayuda y el respaldo de toda la familia
lejos en distancia pero cerca en el corazón, Pequitos y nosotros cuatro no
hubiésemos contado con la energía necesaria para este nuevo gran proyecto.
En cuarto grado hubo un hecho que
marco la vida de mi hijo y nos enseñó lo importante que pueden ser los maestros
cuando trabajan con amor y vocación. Nuestro hijo había hecho la biatlón con la
clase y acompañado en todo momento de su profesor. Fue una experiencia
maravillosa.
Ahora en 5to me dice que se
siente muy afortunado y feliz, porque está en el mejor equipo de fútbol de
Cataluña, Disport, tiene unos entrenadores increíbles, Joaquín y Albert, y unos
compañeros de equipo que le enseñan mucho. Me dice que se siente feliz en el
colegio y siempre tiene la suerte que le tocan los mejores profesores de la
Salle, “porque Maite es increíble mamá”.
Se siente feliz de enseñar a su hermano a jugar al fútbol, leerle cuentos y
jugar al pilla pilla. En sus palabras también están estas frases: “Tengo los mejores amigos del mundo, mi familia de Venezuela es la más grande del mundo. También tengo
familias adoptivas como los Gonzalez y los Martinez. Tengo una abuela adoptiva
en Ciruelos de Cervera, tengo unos primos en Suiza que siempre me cuidan, tengo una prima adoptiva que se llama Carla en Mataró y también tengo otra familia adoptiva de argentinos y
venezolanos. Cuanta familia tengo mamá”.
En estos 10 años de aventuras y desventuras, alegrías y tristezas, esperanza y desesperanza nos han enseñado a disfrutar de las pequeñas cosas y que el amor rompe barreras, mueve montañas y llena pozos profundos de felicidad.
Culmino mi relato animando todos
los padres y familias que comienzan un camino lleno de aventuras y desventuras
a que disfruten cada momento, cada experiencia y cuando el desánimo se asome
por la puerta de casa, le despachemos buscando los mejores recuerdos y mirar todo
lo que hemos conseguido.
El camino no es plano, ni recto, está
lleno de cuestas y obstáculos. Sin embargo nuestros hijos nos dan la energía necesaria
para romper barreras y hacer caminos ajustados a sus necesidades, de allí el nacimiento de nuestro tercer Hijo: PEQUITOS. Que ha nacido para aplanar el camino ya no solo de nuestra familia, sino de 178 niños y familias que atendemos.
Al final de la semana os mostraré el relato a través de un mini documental que han realizado tres jóvenes voluntarios de la Asociación Pequitos, para un proyecto que tenían en mente sobre, la voluntad ante las adversidades. Relata un poco nuestra historia y con la que muchos os sentiréis identificado.
Feliz comienzo de semana.
Rebeca Linares
lunes, 14 de noviembre de 2016
TENDRÁS UN BEBE PREMATURO... Tienes Insuficiencia Placentaria y tu embarazo no llegará al final...
“Tienes insuficiencia
placentaria, tu embarazo no llegará al final, intentaremos alargar el embarazo
el mayor tiempo posible, pero no será un embarazo a término, tendrás un bebe prematuro". Ha llegado el
día…
Todo irá bien, dicen los médicos y efectivamente todo fue bien, solo que pasado cinco días del nacimiento, el neonatólogo de sala nos informa que las ecografías de nuestro hijo revelan múltiples hemorragias en su cerebro.
Un día a las cinco de la tarde, el neuropediatra y el neonatólogo de sala se acercan y nos dicen que la evolución de nuestro pequeño era muy buena pero que seguramente tendría muchas secuelas. Seguramente no podría hablar, tendría algún retraso cognitivo, no nos podían decir si du desarrollos sería normal. “El tiempo lo dirá” fue la última frase de los médicos en esa reunión.
Han pasado 28 semanas y tu hijo solo pesa 830 gramos, pero
no puede permanecer más tiempo en tu vientre porque no se está alimentando
correctamente. Para garantizar el bienestar del bebe debe estar fuera en una incubadora
y en cuidados intensivos neonatales.
Todo irá bien, dicen los médicos y efectivamente todo fue bien, solo que pasado cinco días del nacimiento, el neonatólogo de sala nos informa que las ecografías de nuestro hijo revelan múltiples hemorragias en su cerebro.
Hay que esperar su evolución y realizaremos una resonancia magnética
para determinar con exactitud el grado de su lesión, dicen los médicos
nuevamente. Pasaron 15 días y se confirma su lesión.
Ese día también pudimos sentir por primera vez a nuestro
pequeño, piel con piel. La noticia de su pronóstico ya no tenía importancia, en
ese momento solo importaba la emoción de tener a nuestro hijo en nuestro pecho.
Una sensación indescriptible, por fin… podíamos sentir la suavidad de su piel,
tocar su cara, manos y espalda.
Desde el día 15 nuestras vidas cambiaron porque las visitas ya
no eran a través de un cristal, sino que podíamos cargarlo, limpiarlo, cambiarle
el pañal. Esperábamos con ansias que fuesen las 11:00, las 15:00, las 17:30 y las
24:00; eran las horas y los momentos que teníamos para coger a nuestro pequeño.
Pasaron cinco semanas y ya lo podía amamantar, una tarea difícil por lo pequeño
de su boca, pero con la orientación adecuada de las enfermeras lo conseguimos. Un
equipo de cuidados neonatales excepcional.
Un día a las cinco de la tarde, el neuropediatra y el neonatólogo de sala se acercan y nos dicen que la evolución de nuestro pequeño era muy buena pero que seguramente tendría muchas secuelas. Seguramente no podría hablar, tendría algún retraso cognitivo, no nos podían decir si du desarrollos sería normal. “El tiempo lo dirá” fue la última frase de los médicos en esa reunión.
Llega el día del alta, y experimentas sensaciones de
alegría, miedo, desconcierto y emoción porque lo tendrás contigo todos los días
y desconcierto porque no sabes si podrás sola.
Papá tiene que ir a trabajar durante el día. Nuestros padres
están en otro país, todos tus amigos y amigas trabajan. Que pasará ahora, podré
darle todos los cuidados que necesita y ahora que, porque no llega a los dos
kilos de peso; vamos a casa y la mayoría del tiempo estaremos solos.
Sin embargo el amor de madre, el apoyo incondicional de
papá, que aunque trabajará llamaba cada dos horas para saber si todo estaba
bien, el apoyo de la bisabuela y de un primo hermano acabado de llegar fueron
la compañía perfecta.
Tu pequeño comienza a ganar peso, a crecer, a balbucear, a
sentarse, a gatear, a probar nuevos alimentos, a decir mamá y papá,
aparentemente un desarrollo normal a pesar de las lesiones que tenía y de las
que no hablamos hasta que cumplió 14 meses, cuando ya empezamos a notar un
retraso evidente para caminar. Caminaba con su caminador, cogido a las paredes,
a la cuna, a la mesa, cogido de las manos de un adulto, pero cuando llegaba el
momento de soltarse para ir de un lugar a otro se caía.
Hablamos con el neonatólogo para explicarle nuestra
preocupación porque ya comenzábamos a notar las secuelas de sus lesiones
cerebrales y nos remite a una fisioterapeuta y una terapeuta ocupacional. Era
el momento de comenzar con la rehabilitación. Comenzó hacer terapia 30 minutos
dos días por semana, cumplió dos años y su evolución era la misma.
Ese día mi marido y yo tomamos la decisión de que uno de los
dos tendría que dejar de trabajar para dedicarnos completamente a la
recuperación de nuestro pequeño.
Aprendimos de la fisioterapeuta y de la terapeuta
ocupacional del hospital algunas cosas, compramos libros de estimulación
temprana y de neurorehabilitación y me convertí en una terapeuta más.
Hacíamos estiramientos, cambios de postura, trabajábamos el
equilibrio, el vocabulario con fichas, hacíamos construcciones con legos,
veíamos videos, escuchábamos música cada día, cantábamos canciones, probábamos
texturas y aprendió a comer solo. Durante el día hacíamos un sinfín de
actividades que le permitieron incorporarse y adaptarse a una guardería
ordinaria como un niño más.
Cuando nuestro pequeño comenzó ir a la guardería decidí incorporarme nuevamente al trabajo. Pensamos que la guardería le iría muy bien porque el estar con otros niños de su edad ayudaría su desarrollo y mejoraría sus habilidades. Fue la mejor decisión que pudimos tomar, porque su lenguaje enriqueció, aprendió a expresarse en dos lenguas, aprendió a comer cosas nuevas, a desenvolverse en diferentes entornos y a usar estrategias para llegar donde no podía hacerlo.
Cuando nuestro pequeño comenzó ir a la guardería decidí incorporarme nuevamente al trabajo. Pensamos que la guardería le iría muy bien porque el estar con otros niños de su edad ayudaría su desarrollo y mejoraría sus habilidades. Fue la mejor decisión que pudimos tomar, porque su lenguaje enriqueció, aprendió a expresarse en dos lenguas, aprendió a comer cosas nuevas, a desenvolverse en diferentes entornos y a usar estrategias para llegar donde no podía hacerlo.
Llega el momento de mirar escuelas porque pronto tendría que
ir a P3 y queríamos que continuara en la escuela ordinaria porque podía seguir
aprendiendo y hacer nuevos amigos.
Nuestro hijo cumplió tres años y aún no camina solo. La
fisio nos decía que seguramente no caminaría y si lo hacía, tendríamos que
esperar a que madurara. Decidimos que no
podíamos esperar a que el tiempo lo dijera todo. Teníamos que actuar, 30
minutos a la semana no era suficiente. Buscamos la opinión de otros especialistas que
diferían del pronóstico de su neurólogo y fisioterapeuta inicial.
Comenzamos la maratón de resistencia. Buscar otras opiniones
y buscar un centro privado en donde pudiese hacer más fisioterapia a la semana.
Nuestro pequeño necesitaba hacer
fisioterapia intensiva para aprender a mantener el equilibrio y poder caminar.
Pasado un año de viajes al extranjero para que le
infiltraran, viajes a diferentes centros del país y la ciudad, nuestro pequeño
comenzó a caminar sin ayuda. La primera vez que nos soltó de la mano estábamos
en un centro comercial y dio 23 pasos, no lo podíamos creer, la emoción fue tal
que nos pusimos a llorar. Al día siguiente fuimos a plaza Cataluña para darle comida a las palomas porque le gustaba. Nos soltó de la mano nuevamente y perseguía a las palomas, se caiga, le ayudábamos a levantar y nuevamente nos soltaba. Mi marido y yo dijimos: lo ha conseguido.
Desde ese momento comenzó a coger más confianza en sí mismo
y aprendió a caminar sin ayuda. Su andar era diferente, pero por fin, ya no
necesitaba el caminador, había ganado equilibrio. Ahora solo quedaba enseñarle
la forma correcta y ayudarle a que fuese más autónomo.
Cuando nuestro hijo comienza el tercer nivel de educación infantil nos dicen en la escuela que teníamos que sacar el certificado de discapacidad para poder pedir un recurso de velladora que pudiese acompañar a nuestro hijo en los desplazamientos. ¿Un certificado de discapacidad? preguntamos… Nuestro hijo no es un discapacitado.
Cuando nuestro hijo comienza el tercer nivel de educación infantil nos dicen en la escuela que teníamos que sacar el certificado de discapacidad para poder pedir un recurso de velladora que pudiese acompañar a nuestro hijo en los desplazamientos. ¿Un certificado de discapacidad? preguntamos… Nuestro hijo no es un discapacitado.
Nos enfrentamos con muchas
personas del entorno educativo, hasta que una psicopedagoga utilizando las
palabras adecuadas nos hizo entender la necesidad del certificado. Esa palabra
no nos gustaba, a la familia tampoco, pero era a lo que nos teníamos que
enfrentar si queríamos que nuestro hijo se beneficiara de las ayudas que daban
a la escuela.
Todo el periodo de educación infantil lo dedicamos a
compaginar la escuela ordinaria con las terapias, nuestros trabajos y la casa.
La evolución de nuestro pequeño era muy buena.
Sin embargo, cuando nuestras vidas estaban en calma, de
repente enfermé, me ingresaron durante una semana por un brote agudo de colitis
ulcerosa, papá estaba dando formación fuera de la ciudad y me encontré sola, en
una clínica y mi hijo en la escuela. Afortunadamente hicimos muy buenos amigos
en el colegio, que se convirtieron en familia y se encargaron de nuestro
pequeño.
Mi madre viajo con urgencia para cuidarnos pero a pesar de
que tenía el apoyo de mi madre entré en depresión, todo me daba ganas de llorar
y no entendía por qué nos estaba pasando
esto, si nuestro hijo estaba mejorando. La situación de estrés que había
vivido los últimos cinco años, era la causa de mi enfermedad.
Mi marido fue mi príncipe azul en ese momento, me rescató de lo que
pensaba que era el abismo y en ese momento decidí buscar ayuda especializada.
Pasaron dos meses, y mi vida recobró de nuevo sentido. Pero ya no podía seguir
siendo una buena empresaria, ser la terapeuta de nuestro hijo, ser ama de casa,
buena esposa, transportista, ir al parque todos los días, en fin… Esa situación
tenía que cambiar. Nuestro hijo comenzaba primer grado de primaria y necesitaba
una vida más escolar, compartir con sus amigos, asistir a todas las clases sin
interrupciones por las terapias y sus papas necesitaban un poquito de tiempo
para ellos.
Comenzamos aceptar la situación que nos esperaba en el futuro
y a ver las cosas de forma distinta, por fin entendimos que nuestro hijo tenía
capacidades diferentes y que tendríamos que convivir con ello de la forma más
natural y feliz posible.
Disfrutar de las pequeñas cosas sería la fórmula que
aplicaríamos en adelante y no mirar lo negativo sino sacar lo bueno de todo
aquello que habíamos vivido. Tuvimos dos años de mucha tranquilidad y
comenzamos a disfrutar de tiempo para los tres y tiempo para cada uno. Ya
nuestro hijo se quedaba a dormir en casa de sus amigos algunos fines de semana,
en los meses de verano se iba de colonias, nosotros podíamos ir de cena con
amigos nuevamente y permitirnos momentos de intimidad.
Pero a medida que los niños se hacen mayores, surgen nuevos
obstáculos: el ser diferente…
Cuando nuestro hijo comenzó tercer grado de primaria nos
preguntaba porque él tenía que llevar férulas y porque era diferente que sus
amigos. Nos preguntaba “¿Por qué no puedo
jugar fútbol con mis amigos en el equipo de la escuela?, ¿porque tengo que
jugar en un equipo donde todos los niños tienen problemas como yo?, no quiero
usar pantalón corto, no necesito Velladora, quiero subir solo por las escaleras
con mis amigos, ¿por qué me cuesta tanto entender los problemas de matemática?”.
Ahora estábamos entrando en una nueva etapa: la aceptación y el autoconocimiento de sí
mismo y teníamos que comenzar a trabajar.
Preocupados por lo que comenzaba a venir, mi marido y yo
decidimos que era el momento de trabajar en el aspecto psicológico, psicosocial
y reeducación en razonamiento lógico de nuestro hijo, además de seguir con la
fisioterapia que seguía haciendo, pero en casa con una fisioterapeuta
particular que habíamos contratado.
Le dije a mi marido, no quiero la situación de estrés que ya
vivimos hace cuatro años. Necesitábamos un lugar que tuviese todo lo que nuestro hijo
necesita sin que rompiera con sus hábitos y rutinas diarias. No desafortunadamente
no lo encontramos. ¿Qué hicimos?...
Rebeca Linares Castellanos
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